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                   Los Rolling Stones tardaron dos años en acabar 
                    Sticky Fingers, el álbum más emblemático de su carrera, famoso 
                    tanto por sus canciones sombrías y revolucionarias como por 
                    su atrevida portada. Fue el primer trabajo que grabó la banda 
                    bajo su propio sello discográfico y también el primero en 
                    que se les unía Mick Taylor.  
                  Lanzado el 23 de abril de 1971, Sticky Fingers 
                    contiene algunas de las canciones más populares de los Rolling 
                    Stones, incluidas Wild Horses y Brown Sugar. Con temas que 
                    aludían al consumo de drogas, como Sister Morphine, el álbum 
                    que incorporó por primera vez el mítico logo de la lengua 
                    que diseñara John Pasche ha superado la prueba del tiempo 
                    y sigue siendo, sin envejecer ni un ápice, uno de los favoritos 
                    de los amantes del rock. Su portada, clasificada en el puesto 
                    22 de la lista Billboard de las mejores ilustraciones de todos 
                    los tiempos, alcanzó fama mundial por mostrar en primer plano 
                    el ‘paquete’ de un hombre en vaqueros. 
                  El artífice de la portada de Sticky Fingers 
                    no fue otro que Andy Warhol, el genio estadounidense del arte 
                    pop. Sus obras, tan controvertidas como reverenciadas, lo 
                    convierten en uno de los mayores artistas del siglo XX. Según 
                    cuenta la leyenda, Warhol le presentó la idea a Mick Jagger 
                    durante una juerga loca a finales de los 70, antes de que 
                    se publicara el álbum, y obtuvo la aprobación del cantante. 
                    Con 3,5 millones de copias vendidas en todo el mundo, Sticky 
                    Fingers mantiene el título del álbum más vendido de los Rolling 
                    Stones. 
                    
                  La famosa portada de la foto de una entrepierna 
                    con una cremallera real fue ideada por Andy Warhol y no, no 
                    era la de Mick Jagger, sino la del actor de la pandilla de 
                    Warhol, Joe Dallesandro. Una portada que fue censurada en 
                    nuestro país y fue sustituida por unos asquerosos dedos pegajosos 
                    saliendo de una lata. Warhol le tomó fotos a varios hombres 
                    diferentes. También se quitó la canción “Sister Morphine” 
                    para sustituirla por una versión de “Let It Rock” de Chuck 
                    Berry. Cosas que solían ocurrir aquí en España por aquella 
                    época y donde los Stones ya tenían fama de estar entre los 
                    tipos más indeseables y peligrosos por los miembros de la 
                    Iglesia y la censura, espiados como la peor influencia musical 
                    y de imagen para nuestra santa juventud. Se cumplen 53 años 
                    de aquella edición y la copia española (única en el mundo) 
                    alcanza muy buenos precios en subastas y reventas. Si tienes 
                    la suerte de ser dueño de un ejemplar del LP en particular, 
                    felicidades, se sigue revalorizando año a año y te convierte 
                    en inversor meritorio. Larga vida al rock y a sus creadores. 
                  Sticky Fingers —en español: Dedos pegajosos— 
                    es el noveno álbum de estudio de la banda de rock británica 
                    The Rolling Stones, publicado en abril de 1971. Grabado entre 
                    diciembre de 1969 y enero de 1971, fue producido por el estadounidense 
                    Jimmy Miller, en lo que supuso su tercer trabajo consecutivo 
                    con el grupo, y cuenta por primera vez con la participación 
                    íntegra del guitarrista Mick Taylor como miembro de los Stones: 
                    en Let It Bleed, el anterior disco de estudio del grupo, solo 
                    aparecía en algunas canciones. Taylor reemplazó en su puesto 
                    a Brian Jones. También fue el primer disco editado por el 
                    sello discográfico del grupo, Rolling Stones Records. Sticky 
                    Fingers contiene los sonidos clásicos de rock and roll, country, 
                    blues y rhythm and blues que la agrupación inglesa había empleado 
                    en sus trabajos anteriores, pero se diferencia de estos al 
                    incluir letras más oscuras que hacen referencia a la esclavitud, 
                    el sexo interracial y el uso de drogas. La portada fue diseñada 
                    por el conocido líder del movimiento pop art Andy Warhol; 
                    además, se incluye por primera vez el logotipo de los Stones 
                    de la lengua y los labios, realizado por John Pasche. Debutó 
                    en el número 1 de las listas de los álbumes más vendidos de 
                    Billboard y se convirtió posteriormente en una gran éxito 
                    comercial. El disco recibió muy buenas críticas, llegando 
                    a ser considerado por la crítica musical no solo como uno 
                    de los mejores materiales de la banda sino de toda la Música 
                    Contemporánea. En el 2003 la revista estadounidense Rolling 
                    Stone lo colocó en el n.º 63 en su lista de Los 500 mejores 
                    álbumes de todos los tiempos. 
                    
                  The Rolling Stones posando en un anuncio con 
                    las ilustraciones de Sticky Fingers en 1971, de izquierda 
                    a derecha: Charlie Watts, Mick Taylor, Bill Wyman, Keith Richards 
                    y Mick Jagger. 
                  Las sesiones de bodega de grabación del álbum 
                    comenzaron en el invierno de 1970 en Stragroves, la casa de 
                    campo de Jagger situada cerca de Newbury (Berkshire); también 
                    se usó algo de material grabado previamente en los Muscle 
                    Shoals Studios de Alabama en diciembre de 1969. Emplearon 
                    como apoyo el estudio móvil del grupo. Durante estas primeras 
                    sesiones, también se perfilaron algunos temas de su siguiente 
                    álbum, Exile on Main St., como fue el caso de "Tumbling Dice". 
                    La grabación continuaría a lo largo del año en Stargroves 
                    y en los Olympic Studios y finalizaría en los primeros meses 
                    de 1971. El contrato del grupo con Decca Records, su primera 
                    discográfica, finalizó en 1970. Con ello, el grupo esperaba 
                    gozar de una absoluta libertad para elaborar sus trabajos, 
                    tanto en lo que se refería al contenido de las letras como 
                    al diseño de las portadas (por ejemplo, la compañía había 
                    censurado la portada preparada para Beggars Banquet, que consistía 
                    en un retrete con grafitis llenos de insultos). Como el grupo 
                    aún le debía un último sencillo a la discográfica, decidieron 
                    enviar una canción titulada «Cocksucker Blues», con una letra 
                    obscena que la hacía impublicable. En su lugar, la compañía 
                    decidió editar Street Fighting Man, que ya tenía dos años 
                    de antigüedad. No obstante, el vencimiento de este contrato 
                    no libró al grupo de un nuevo sobresalto, que se produjo cuando 
                    descubrieron que descuidadamente habían firmado la cesión 
                    de todo su trabajo de los sesenta al que pronto se iba a convertir 
                    en su exmánager, Allen Klein. Por este motivo, todos sus discos 
                    de este periodo han sido publicados desde entonces por la 
                    compañía fundada por Klein, ABKCO Records. El álbum fue precedido 
                    por la publicación el 16 de abril de 1971 del primer sencillo, 
                    «Brown Sugar», realizada en el nuevo sello del grupo, Rolling 
                    Stones Records. La canción estaba acompañada por «Bitch» en 
                    la cara B, aunque la edición norteamericana también incluía 
                    una versión en directo del tema «Let It Rock», de Chuck Berry. 
                    Dicha versión fue grabada durante una gira que el grupo había 
                    realizado Inglaterra en marzo. El sencillo alcanzó el número 
                    1 en los Estados Unidos y el número 2 en Inglaterra. En los 
                    Estados Unidos también se publicó un segundo sencillo formado 
                    por «Wild Horses» y «Sway». Por su parte, el disco tuvo mucho 
                    éxito, consiguiendo la primera posición a ambos lados del 
                    Atlántico. Coincidiendo con la publicación del disco, el grupo 
                    se mudó de Inglaterra a Francia, con la finalidad de pagar 
                    menos impuestos. Allí trabajarían en la elaboración de su 
                    próximo disco, Exile On Main St., que sería publicado en 1972. 
                    
                  El logotipo de The Rolling Stones, creado por 
                    John Pasche y rediseñado por Craig Braun. 
                  La portada del álbum fue realizada a partir 
                    de un diseño del artista pop art Andy Warhol para el que posó 
                    uno de sus modelos habituales, Joe Dallesandro: unos pantalones 
                    vaqueros con una cremallera de verdad que se abría. Mientras 
                    que la obra de arte fue concebida por Warhol, la fotografía 
                    fue de Billy Name y el diseño fue de Craig Braun. En España, 
                    la portada original fue censurada por el régimen de Franco 
                    y reemplazada con una portada "Can of fingers", diseñada por 
                    John Pasche y Phil Jude, y «Sister Morphine» fue reemplazada 
                    por una versión en vivo de Chuck Berry «Let it Rock». Esta 
                    versión fue lanzada en el álbum de recopilación Rarities 1971-2003 
                    de 2005. En el disco también hizo su aparición el logotipo 
                    de los Stones, la lengua y labios diseñados por Mick Jagger 
                    y el diseñador John Pashe. La inspiración para el diseño procedió 
                    de la diosa hinduista Kali. El crítico Sean Egan ha dicho 
                    del logo "Sin usar el nombre de los Stones, instantáneamente 
                    los evoca, o al menos a Jagger, así como una cierta lascivia 
                    que es propia de los Stones... Rápidamente y merecidamente 
                    se convirtió en el más famoso Logo en la historia de la música 
                    popular ". En 1992, el lanzamiento del álbum en Rusia presentó 
                    un tratamiento similar al de la portada original, pero escrito 
                    en cirílico, los jeans coloreados y mostrando la hebilla del 
                    cinturón con el logo del ejército soviético que muestra un 
                    martillo y una hoz inscritos en una estrella. El modelo parece 
                    ser femenino. En el año 2003, el canal estadounidense VH1 
                    eligió la portada original del álbum como la primera de su 
                    lista de las cincuenta mejores portadas. 
                  Sticky Fingers alcanzó el primer lugar en las 
                    listas británicas en mayo de 1971, permaneciendo allí durante 
                    cuatro semanas antes de regresar al número uno por una semana 
                    más a mediados de junio. En Estados Unidos, el álbum alcanzó 
                    el número uno a los pocos días del lanzamiento, y permaneció 
                    allí durante cuatro semanas. En Alemania fue uno de los dos 
                    álbumes no alemanes que alcanzaron el número uno en 1971. 
                    En una crítica contemporánea para el Los Angeles Times, el 
                    crítico musical Robert Hilburn dijo que aunque Sticky Fingers 
                    es uno de los mejores álbumes de rock del año, es sólo "modesto" 
                    según los estándares de los Stones y tiene éxito en la fuerza 
                    de canciones como «Bitch» y «Dead Flowers», que recuerdan 
                    el estilo previamente desinhibido, furioso de la banda. Jon 
                    Landau, escribiendo en Rolling Stone, sintió que carecía del 
                    espíritu y la espontaneidad de los dos álbumes anteriores 
                    de la banda y, aparte de «Moonlight Mile», está lleno de "intentos 
                    forzados de estilo y control" en los que la banda suena desinteresada, 
                    particularmente en canciones formalmente correctas como «Brown 
                    Sugar». En una revisión positiva, Lynn Van Matre del Chicago 
                    Tribune vio al álbum como a la banda "en su mejor racha" y 
                    escribió que, aunque es "apenas innovador", es lo suficientemente 
                    consistente como para ser uno de los mejores álbumes del año. 
                    Sticky Fingers fue votado como el segundo mejor álbum del 
                    año en la votación anual de The Village Voice de 1971. Lester 
                    Bangs la eligió en el número uno en la encuesta y dijo que 
                    era su álbum más reproducido del año. Robert Christgau, el 
                    creador de la encuesta, clasificó el álbum 17.º en su propia 
                    lista de fin de año. 
                    
                  Mick Jagger y Keith Richards en Nellcóte, Francia, 
                    1971.  
                  En 1994, Sticky Fingers fue clasificado número 
                    diez en All Time Top 1000 Albums de Colin Larkin. Él dijo: 
                    "El rock sucio como este todavía tiene que ser mejorado, y 
                    todavía no hay ningún rival a la vista". En una revisión retrospectiva, 
                    la Q magazine dijo que el álbum fue "Los Stones en su pico 
                    ... una fórmula mágica de soul pesado, el blues drogadicto 
                    y rock machista". La revista Record Collector dijo que exhibe 
                    a Jagger y Richards mientras "profundizan aún más en el blues 
                    primitivos que los inspiraron e intensifican sus investigaciones 
                    en otro gran estilo estadounidense, el country". En su crítica 
                    para la revista Goldmine, Dave Thompson escribió que el álbum 
                    sigue siendo superior a "la mayoría del catálogo de The Rolling 
                    Stones". En 1994, Sticky Fingers fue remasterizado y reeditado 
                    por Virgin Records. Esta remasterización fue lanzada inicialmente 
                    en una edición coleccionista en CD, que replicó en miniatura 
                    muchos elementos del empaquetado original del álbum del vinilo, 
                    incluyendo la cremallera. Sticky Fingers fue nuevamente remasterizado 
                    en 2009 por Universal Music Enterprises y en 2011 en una versión 
                    japonesa de SHM-SACD. En 2003, Sticky Fingers fue listado 
                    en el puesto 63 en la lista Los 500 mejores álbumes de todos 
                    los tiempos según Rolling Stone. 
                  «Brown Sugar», fue la canción más exitosa del 
                    álbum. Fue compuesta principalmente por Jagger, durante el 
                    rodaje en Australia de la película Ned Kelly. Su letra era 
                    controvertida y ambigua, admitiendo dos posibles interpretaciones: 
                    que canción y título se refieren a una muchacha de color o 
                    a la heroína (Brown Sugar significa "azúcar morena" en español). 
                    Precisamente las alusiones a las drogas eran constantes en 
                    todo el disco y se produjeron en un momento en el que se agravaron 
                    los problemas de adicción de Keith Richards.  
                    
                  Mick Jagger y Marianne Faithfull en Alemania, 
                    1970.  
                  Esta canción es absolutamente sucia. Tiene uno 
                    de los mejores riffs de guitarra del gran repertorio de riffs 
                    de The Rolling Stones, escrito por Mick Jagger y no por Keith 
                    Richards como era lo usual. “Soy el maestro del riff. El único 
                    que me perdí y que recibió Mick Jagger fue ‘Brown Sugar,’ 
                    y ahí me quito el sombrero”, contó Keith en Life. “Ahí me 
                    ganó. Lo arreglé un poco, pero eso era suyo, letra y música”. 
                    Un momento que le aporta mucho a la atmósfera sórdida de la 
                    canción es el solo de saxofón tocado por Bobby Keys, gran 
                    colaborador y amigo de la banda. De hecho fue en una fiesta 
                    de cumpleaños de Keith Richards donde nació el solo, pues 
                    a altas horas de la noche la fiesta se convirtió en una sesión 
                    de improvisación donde tocaron la canción inédita con invitados 
                    tan ilustres como el guitarrista Eric Clapton. George Harrison 
                    también estaba y lo invitaron a tocar, pero se negó. Aquí 
                    fue que Bobby Keys improvisó el solo de saxofón y a la banda 
                    le gustó tanto que decidieron grabarlo, reemplazando el solo 
                    de guitarra original de Mick Taylor. Pero lo que realmente 
                    remata el ambiente de decadencia es la letra, con la cual 
                    Mick Jagger constantemente cruza la línea de lo aceptable. 
                    Esclavitud, racismo, machismo, sexo oral y drogas pesadas; 
                    esta canción lo tiene todo. Quizás si no fuera un reventón 
                    tan bueno sería más fácil ofenderse. Igual, trivializar la 
                    cruel historia de la esclavitud para impulsar una canción 
                    rockera es uno de los niveles más bajos a los que han llegado 
                    los Stones. ¡Y eso que la versión que escuchamos es Mick Jagger 
                    censurándose! El título original de la canción era “Black 
                    Pussy”, por si quedan dudas sobre la cuestionable metáfora 
                    de Jagger. Estas palabras fueron escritas en un estado de 
                    frenesí, según Jim Dickinson, pianista que participó en las 
                    sesiones de Muscle Shoals: "Vi a Mick escribir la letra. Le 
                    tomó unos cuarenta y cinco minutos; fue asqueroso. La escribió 
                    tan rápido como podía mover su mano. Nunca había visto nada 
                    parecido […] y cuando tenía tres páginas llenas, comenzaron 
                    a grabar. ¡Fue increíble!" El mismo Jagger admite que no escribiría 
                    la canción hoy en día, haciéndose un poco el loco en una entrevista 
                    con Jann Wenner: "Dios sabrá de qué hablo en esa canción. 
                    Es una mezcolanza. Todos los temas desagradables de una vez 
                    ”. Sin duda es una canción con pocas cualidades redentoras. 
                    Pero como escribió el crítico Jack Hamilton en la revista 
                    Slate, “¿Es ‘Brown Sugar’ una gran canción? Sí. ¿Es ‘Brown 
                    Sugar’ una canción imperdonable? También sí. Pero muchas bandas 
                    han hecho música imperdonable; solo una hizo Sticky Fingers”. 
                    
                  «Sway», al igual que «Moonlight Mile», contaba 
                    al final con arreglos de cuerda de Paul Buckmaster, que trabajaba 
                    habitualmente para Elton John.  
                  Mick Jagger anuncia la cuenta con “one, two, 
                    three, four” y entramos en una reflexión amarga y triste sobre 
                    cómo Jagger y el resto de los Stones se estaban sintiendo 
                    luego de Altamont y la muerte de Brian Jones. La vida de sexo, 
                    drogas y rock & roll tiene sus límites y el narrador de “Sway” 
                    está hastiado. La canción fue grabada principalmente en Stargroves, 
                    la mansión de Jagger, gracias al estudio móvil de The Rolling 
                    Stones, básicamente un camión equipado para servir como control 
                    room de un estudio de grabación. Esta innovación les daba 
                    la posibilidad de grabar en cualquier lugar y a cualquier 
                    hora. Es el debut en la guitarra eléctrica de Jagger, quien 
                    creó la canción en colaboración con Mick Taylor, durante una 
                    ausencia de Keith Richards. A Keith no le gustaba ir a las 
                    sesiones en Stargroves y estaba cada vez más alejado por su 
                    creciente adicción a la heroína. Lo que más se destaca en 
                    la canción son los dos solos de guitarra de Taylor, que muestran 
                    un nivel más en línea con el pulido trabajo de los maestros 
                    británicos del blues Eric Clapton y Peter Green, quienes también 
                    pasaron por la banda anterior de Taylor, John Mayall & the 
                    Bluesbreakers. Agregando al impresionante nivel que demuestra 
                    Taylor en la canción, los dos solos fueron grabados en una 
                    sola toma. 
                    
                  Mick Jagger y Keith Richards durante el "soundcheck", 
                    la prueba de sonido, en Suecia, el 30 de Agosto de 1970. 
                  «Wild Horses» era, por su parte, una emotiva 
                    balada con influencia de la música country. La música no fue 
                    compuesta por Richards, corrió a cargo de Jagger. Esta canción 
                    ha conocido numerosas versiones de otros grupos y artistas 
                    como Dave Matthews, Garbage o los Guns N'Roses. The Flying 
                    Burrito Brothers, grupo dirigido por Gram Parsons (quien había 
                    intimado con Richards), publicó su propia versión del tema 
                    antes de que lo hicieran los Stones. 
                  Keith Richards escribió “Wild Horses” luego 
                    de pasar tiempo con su amigo Gram Parsons, el miembro de The 
                    Byrds que lo había introducido más a fondo en la música country, 
                    especialmente en el sonido de Bakersfield, un subgénero que 
                    rechazaba la sobreproducción asociada con Nashville. La influencia 
                    de Parsons se siente en los arreglos instrumentales y la atmósfera 
                    melancólica. De hecho, Parsons grabó su propia versión de 
                    “Wild Horses” con The Flying Burrito Brothers, aportando aún 
                    más melancolía y peso a la canción. Aunque Richards reconoce 
                    que el coro lo terminaron en el baño de Muscle Shoals justo 
                    antes de grabar, la idea venía del dolor que sentía al tener 
                    que separarse de su hijo recién nacido Marlon para salir de 
                    gira. Jagger luego le dio la vuelta convirtiéndola en una 
                    canción sobre la ruptura de una relación de pareja. “Todo 
                    el mundo siempre dice que fue escrita sobre Marianne [Faithfull], 
                    pero no creo que lo fuera; para ese entonces todo había terminado”, 
                    recordó Jagger en las notas que acompañan el compilado Jump 
                    Back. “Pero definitivamente estaba muy metido en esta pieza 
                    emocionalmente. Esto es muy personal, evocador y triste. Todo 
                    suena muy deprimente ahora, pero fue un momento bastante pesado”. 
                    Marianne Faithfull lo recuerda diferente, y ha dicho que “Wild 
                    horses couldn’t drag me away” fueron las primeras palabras 
                    que ella le dijo a Mick Jagger en el hospital cuando salió 
                    de un coma de seis días causado por una sobredosis de pastillas 
                    en el verano de 1969. Cualquiera que haya sido la génesis 
                    real de la canción, no se puede negar que es uno de los momentos 
                    más emotivos y trascendentales de la banda. 
                    
                  De las diversas fechas de aquella gira existe 
                    material de dudosa legalidad. 
                   La siguiente canción, «Can't You Hear Me Knocking» 
                    mostraba las aptitudes del nuevo guitarrista del grupo, Mick 
                    Taylor. Frente a la versatilidad de su predecesor, Brian Jones, 
                    quien era capaz de tocar un importante número de instrumentos, 
                    Taylor, que había tocado para John Mayall & the Bluesbreakers, 
                    era más destacado como solista y su presencia reforzó el tono 
                    de blues de los trabajos de los Stones de la primera mitad 
                    de los setenta.  
                  Principalmente un muy buen groove introducido 
                    por la guitarra de Keith Richards al cual se unen muy hábilmente 
                    la batería de Charlie Watts y el bajo de Bill Wyman, “Can’t 
                    You Hear Me Knocking” toma un giro inesperado antes de los 
                    3 minutos. Aunque los Stones inicialmente se la imaginaban 
                    como una canción de rock para radio durando entre dos y tres 
                    minutos, al final entran en una improvisación extendida con 
                    un nuevo color para la banda, más hacia el jazz-rock o el 
                    Latin-rock de Santana. Incluye otro solo estelar de Bobby 
                    Keys en el saxofón, quien admitió, “No tenía idea de lo que 
                    iba a tocar. Simplemente me clavé el saxofón en la cara y 
                    comencé a soplar. Fue una primera toma, algo de una sola vez 
                    ”. La larga improvisación también es protagonizada por Mick 
                    Taylor, quien toca un solo de guitarra fluido y épico mientras 
                    se oye una voz alentando al fondo, posiblemente de Jagger. 
                    “Ni siquiera sabíamos que todavía estaban grabando”, dijo 
                    Keith Richards en una entrevista con Guitar World. “Pensamos 
                    que habíamos terminado. Estábamos divagando y ellos mantuvieron 
                    la cinta rodando. Fue solo cuando escuchamos la reproducción 
                    que nos dimos cuenta que teníamos dos piezas de música. Está 
                    la canción y está la improvisación”. 
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                  Helsinki. 
                  «You Gotta Move», que cerraba la primera cara 
                    del álbum, era una versión de un tema blues obra de Fred McDowell 
                    y del reverendo Gary Davis.  
                  Esta versión de los Stones de un tradicional 
                    gospel blues popularizado por Mississippi Fred McDowell se 
                    mantiene bastante fiel a la versión del Delta bluesman. La 
                    banda proporciona un acompañamiento minimalista y una inquietante 
                    línea de guitarra tocada por Mick Taylor utilizando un slide, 
                    un pequeño tubo que se desliza entre notas para generar un 
                    llanto emotivo. Hay que recordar que en sus inicios The Rollling 
                    Stones soñaban con ser una banda purista de blues, incluso 
                    tomando su nombre de una canción de Muddy Waters, uno de los 
                    iconos del blues de Chicago. Su profundo conocimiento y amor 
                    por el género es evidente aquí. 
                  Con un título desafortunado, «Bitch» refuerza 
                    la reputación de Mick Jagger de escribir letras misóginas. 
                    El protagonista se encuentra en un estado de abstinencia, 
                    y lo único que lo va a satisfacer es…sí, lo adivinaron, tener 
                    sexo. Según Jagger, cuando utiliza el término “bitch” se esta 
                    refiriendo al amor en sí, no a una mujer. Sin embargo, la 
                    cosificación de las mujeres permea la canción. Pero no todo 
                    es malo. “Bitch” tiene un riff poderoso más cercano al estilo 
                    de hard rock de bandas como Led Zeppelin que sacude hasta 
                    los huesos, en especial cuando entra la sección de vientos 
                    a apoyar a la guitarra y el bajo. Según el ingeniero Andy 
                    Johns, Keith Richards llegó tarde como siempre y Jagger y 
                    Mick Taylor habían comenzado la canción sin él. “No sonaba 
                    muy bien”, recordó Johns. Keith estaba sentado en el piso 
                    sin zapatos, comiendo una taza de cereal y de repente exclamó 
                    que le pasaran una guitarra. “Se la colgó, pateó el tempo 
                    de la canción hacia arriba y simplemente le puso la vibra 
                    que era”. 
                  Mick Jagger y Keith Richards minaron su amor 
                    por el soul sureño de Stax Records y Otis Redding en “I Got 
                    the Blues”, una canción sobre un hombre desesperado recordando 
                    a la mujer que ama, posiblemente inspirada en la ruptura de 
                    Jagger con Marianne Faithfull. La canción cuenta con un invitado 
                    muy especial: Billy Preston, el tecladista estadounidense 
                    quien fue de los pocos músicos en colaborar con The Beatles. 
                    Preston le aportó su talento a canciones de los últimos dos 
                    álbumes de los Fab Four, como “Get Back”, “Don’t Let Me Down”, 
                    y “Something”, y se puede ver en acción con ellos en su última 
                    aparición en vivo, el famoso concierto en la azotea de Apple 
                    Corps. En “I Got The Blues”, Billy Preston contribuye un solo 
                    de órgano que eleva el alma de la canción a otro nivel. 
                    
                  Marianne Faithfull (1966). 
                  La letra de «Sister Morphine» era obra de la 
                    exnovia de Jagger, Marianne Faithfull, y la música era de 
                    los Stones. Ya había sido editada como sencillo por parte 
                    de la primera en 1969, aunque la polémica que provocó su letra 
                    provocó que las ventas fuesen bajas. La canción narra con 
                    intensidad la agonía de un hombre en el hospital, presublimente 
                    a causa de una sobredosis, y sus deseos de conseguir morfina. 
                    «Sister Morphine» fue censurada en España y sustituida por 
                    la versión de «Let It Rock». 
                  Llena de imágenes fantasmagóricas, “Sister Morphine” 
                    retrata la experiencia de una persona agonizando en su cama 
                    de hospital. La canción fue escrita por Mick Jagger, Keith 
                    Richards y Marianne Faithfull, quien por fin logró su crédito 
                    de compositora cuando Sticky Fingers fue reeditado en 1994 
                    tras imponer una demanda. “Marianne tuvo mucho que ver con 
                    'Sister Morphine’”, dijo Keith en su autobiografía. “Conozco 
                    la escritura de Mick, y él vivía con Marianne en ese momento, 
                    y sé por el estilo que había algunas líneas de Marianne allí”. 
                    Mick Jagger lo expresó con desdén en su entrevista con Jann 
                    Wenner: “Ella escribió un par de líneas; aunque siempre dice 
                    que lo escribió todo. Ni siquiera puedo decirte cuáles”. Es 
                    muy probable que Marianne Faithfull haya sido un catalizador 
                    importante de la canción, tomando inspiración de su experiencia 
                    de ser hospitalizada en Sydney tras un intento de suicidio. 
                    Ella lanzó su propia versión en 1969 con una letra ligeramente 
                    diferente y una instrumentación más country que vale la pena 
                    escuchar. La versión de Sticky Fingers fue grabada en marzo 
                    de 1969, con los Stones acompañados por Jack Nitzsche en el 
                    piano y Ry Cooder en la guitarra slide. Estos dos invitados 
                    le aportaron mucho a la atmósfera alucinante de la canción, 
                    en especial la guitarra de Cooder, que junto con la letra 
                    tenebrosa convierten esta balada en una pesadilla increíble. 
                   «Dead Flowers» era otra muestra de un género 
                    muy cultivado por el grupo: el de la parodia de la música 
                    country. Ya en Let It Bleed habían incluido una versión country 
                    de una de sus canciones más populares, «Honky Tonk Women», 
                    que rebautizaron como «Country Honk». En su siguiente disco, 
                    Exile On Main St. seguirían la línea con «Sweet Virginia». 
                   
                    
                   
                    
                   
                  Menos de diez días después de la tragedia de 
                    Altamont, los Stones entraron a Olympic Sound Studios en Londres 
                    para grabar una auténtica canción de country con Jagger cantando 
                    en un exagerado acento vaquero. Un guiño de humor en una canción 
                    que de resto está llena de melodrama. El protagonista expresa 
                    resentimiento por una ruptura y se hunde cada vez más, mientras 
                    su expareja disfruta de la vida en la alta sociedad. Jagger 
                    y Richards tienen pocas letras tan deprimentes como: I'll 
                    be in my basement room with a needle and a spoon, and another 
                    girl to take my pain away. De no perderse son los coros cantados 
                    en armonía por Keith y Jagger y el juego de guitarras eléctricas. 
                    Keith Richards le responde a la voz de manera más suelta y 
                    desaliñada, mientras que Mick Taylor proporciona líneas compactas 
                    de muy buen gusto que culminan en uno de sus mejores solos 
                    de guitarra del álbum. La muerte impregna la canción, así 
                    como lo había hecho durante ese año en la existencia de The 
                    Rolling Stones. En este caso el protagonista invita a su expareja 
                    a enviarle flores muertas, e incluye un golpe bajo donde sugiere 
                    que ella se va a morir primero que él: I won't forget to put 
                    roses on your grave. El cinismo y la melancolía convierten 
                    a “Dead Flowers”, en una de las primeras canciones de country 
                    gótico. 
                  «Moonlight Mile» ponía el broche final al disco. 
                    La canción fue elaborada a partir de tomas incompletas de 
                    Richards, que Taylor se encargó de desarrollar y transformar, 
                    aunque su labor no se vio reconocida con un crédito de autor. 
                    La guitarra acústica corrió a cargo de Mick Jagger. Además 
                    de los miembros del grupo, el productor Jimmy Miller participó 
                    tocando la percusión en algunas canciones. El disco también 
                    contó con una importante sección de viento a cargo de Bobby 
                    Keys y de Jim Price, que habían estado tocando con Derek and 
                    the Dominos. Keys, cuya colaboración con el grupo había empezado 
                    con Let It Bleed, interpretaba el solo de saxofón en «Brown 
                    Sugar»; su presencia y la de Price también era muy notoria 
                    en «Bitch». En el piano intervinieron artistas habituales 
                    de los Stones como Nicky Hopkins e Ian Stewart. 
                    
                  Cerrando el European Tour con triplete en París. 
                  Una de las canciones más poéticas y contemplativas 
                    del álbum, de todos modos incluye una referencia a la cocaína 
                    en su segunda línea. Esto es Sticky Fingers, después de todo. 
                    Jagger dijo en una entrevista con el Wall Street Journal que 
                    comenzó a escribir la canción mientras estaban de gira en 
                    el verano de 1970: “En ese entonces estaba cada vez más nostálgico 
                    y cansado de la carretera. Estoy seguro de que la idea de 
                    la canción se me ocurrió por primera vez una noche mientras 
                    estábamos en un tren y había salido la luna”. Keith Richards 
                    estuvo completamente ausente de la grabación, la primera vez 
                    que el guitarrista no participaba de ninguna manera en una 
                    canción de The Rolling Stones. Sin embargo, aprobó el resultado 
                    final: “Fue genial escuchar eso porque estaba muy ido al final 
                    del álbum y era como escuchar, escuchar de verdad”, dijo en 
                    las notas que acompañan la reedición de 2015 de Sticky Fingers. 
                    Mick Taylor entrega otra actuación estelar en la guitarra 
                    eléctrica, impresionando al baterista Charlie Watts de manera 
                    singular: “Estuvo absolutamente fantástico en esa sesión. 
                    ‘Moonlight Mile’—ahí es cuando recuerdo a Mick Taylor en su 
                    mejor momento”. La canción fue grabada en una sesión nocturna 
                    en Stargroves, que usualmente iban desde las 9 de la noche 
                    hasta las 7 del día siguiente. Según el ingeniero Andy Johns, 
                    Jagger grabó la voz a las “cuatro o cinco de la mañana con 
                    el sol saliendo”. Los arreglos de cuerda y el toque instrumental 
                    delicado evocan una noche solitaria de purificación y contemplación 
                    bajo el brillo de la luna. Un final reflexivo necesario después 
                    del mugre y los excesos de un álbum perfecto de rock & roll. 
                  Sticky Fingers, un álbum de excesos marcado 
                    por la tragedia. La ingenuidad de los sesenta había llegado 
                    a su fin y la banda se apoyó en el country, el blues y en 
                    el virtuosismo de su nuevo guitarrista Mick Taylor para producir 
                    diez canciones crudas y drogadas que se sumergen en la oscuridad. 
                    Antes de empezar a grabar su noveno disco, en junio de 1969 
                    la banda despidió al integrante fundador y genio creativo 
                    Brian Jones por su inconsistencia y adicción a las drogas. 
                    Un mes después fue encontrado muerto en el fondo de la piscina 
                    de su casa, a los 27 años. “Él formó la banda. Él eligió a 
                    los miembros. Él nombró a la banda. Él escogió la música que 
                    tocábamos. Él nos consiguió conciertos...de cualquier cosa 
                    que pusiera en sus manos podía sacar una melodía y convertir 
                    las canciones en algo que no eran cuando comenzaron”, recordó 
                    el bajista Bill Wyman en una entrevista en Daily News. “Fue 
                    muy influyente, muy importante, y luego lo perdió lentamente—muy 
                    inteligente—y simplemente lo desperdició y lo arruinó todo”. 
                    En diciembre de ese mismo año, la banda organizó su respuesta 
                    al festival Woodstock de unos meses antes en el autódromo 
                    de Altamont en California. Alrededor de 300,000 personas asistieron 
                    al concierto gratuito protagonizado por los británicos y algunas 
                    de las bandas más importantes de la California hippie: Santana, 
                    Jefferson Airplane, Crosby, Stills, Nash & Young, y The Grateful 
                    Dead. Pero la paz y el amor de la década de los sesenta ya 
                    se estaban agotando, y el consumo de drogas y el idealismo 
                    irresponsable empezaban a cobrar factura, así como lo habían 
                    hecho en la vida de Brian Jones.  
                    
                  The Rolling Stones se presentan en Altamont 
                    bajo la mirada de los Hells Angels. 
                  Por sugerencia de The Grateful Dead, The Rolling 
                    Stones llegaron a un acuerdo con la tumultuosa pandilla de 
                    motociclistas los Hells Angels: prestarían seguridad al evento 
                    a cambio de cerveza. Que confiaran en una horda de motociclistas 
                    intoxicados y armados con cadenas, cuchillos y tacos de billar 
                    es un símbolo de la ingenuidad de los tiempos que estaban 
                    llegando a su fin. El concierto rápidamente descendió al caos 
                    y la violencia. El vocalista de Jefferson Airplane fue noqueado 
                    por un Hells Angel por intentar intervenir en su comportamiento 
                    violento. Meredith Hunter, un joven afroamericano que sacó 
                    un revólver luego de haber sido golpeado por varios de los 
                    Hells Angels, fue asesinado por un ‘ángel del infierno’ mientras 
                    los Stones miraban desde el escenario. Tres personas más murieron 
                    en accidentes y 850 individuos fueron tratados por sobredosis 
                    de LSD. En el documental Gimme Shelter se puede ver el terror 
                    en la cara de Mick Jagger al darse cuenta del potencial violento 
                    de 300,000 personas borrachas y drogadas. Los Stones habían 
                    perdido el control por completo del evento y tuvieron que 
                    ser evacuados en helicóptero. Así, Altamont marcó el fin del 
                    idealismo de los sesenta, y reforzó para The Rolling Stones 
                    el peso de los excesos y la realidad oscura y violenta de 
                    la sociedad. Antes de su escape temprano de Altamont, los 
                    Stones alcanzaron a estrenar una canción de su próximo álbum. 
                    “Fue la primera vez que tocábamos ‘Brown Sugar’ ante una audiencia 
                    en vivo”, recordó Keith Richards en su autobiografía, Life. 
                    “Un bautismo del infierno, en un confuso estruendo en la noche 
                    californiana”.  
                  Esa canción y dos otras—“You Gotta Move” y “Wild 
                    Horses”—hicieron parte de una sesión temprana para el álbum 
                    en el estudio Muscle Shoals Sound en Alabama unos días antes 
                    del fiasco de Altamont. Fundado por integrantes de The Swampers, 
                    famosos músicos de sesión, el estudio tenía un sonido de batería 
                    inigualable. “Era la crème de la crème, excepto que era solo 
                    una choza en medio de la nada”, recuerda Keith. El pianista 
                    Jim Dickinson vio a Keith Richards y Mick Jagger juntarse 
                    para cantar las voces de las tres canciones sucesivamente: 
                    “Fueron increíbles, las voces crudas. Ambos se pararon juntos 
                    en el micrófono con una botella de bourbon, pasándola de un 
                    lado al otro, y cantaron la parte principal y la armonía de 
                    las tres canciones en un solo micrófono, tan rápido como pudieron 
                    hacerlo la última noche”. El resto del álbum lo completaron 
                    en un periodo relativamente largo, trabajando hasta enero 
                    de 1971. Grabaron también en el estudio Olympic Sound en Londres 
                    y el estudio móvil de The Rolling Stones parqueado afuera 
                    de Stargroves, la mansión de Jagger. Pero la sesión relámpago 
                    de tres días que hicieron en el sur de los Estados Unidos 
                    terminó definiendo el sonido y la atmósfera de todo el álbum. 
                    
                  Andy Warhol fue un artista plástico y actor 
                    estadounidense que desempeñó un papel crucial en el nacimiento 
                    y desarrollo del pop art.  
                  La parte gráfica de Sticky Fingers es tan icónica 
                    como su música, con una portada creada por Andy Warhol y la 
                    primera aparición del logo de la lengua. Mick Jagger abordó 
                    a Warhol en una fiesta en Nueva York en 1969 para preguntarle 
                    si estaría dispuesto a diseñar la portada del próximo álbum 
                    de The Rolling Stones. Poco después, Warhol les mostró una 
                    foto de un modelo en jeans con cremallera, y por dentro, la 
                    entrepierna de un hombre en calzoncillos de algodón. A Mick 
                    Jagger le gustó la idea, pero tuvo una petición especial: 
                    la cremallera debería funcionar. El álbum se lanzó de esta 
                    manera, hasta que las tiendas de discos empezaron a quejarse. 
                    La cremallera estaba rayando y dañando los discos. Para resolver 
                    el problema, a alguien se le ocurrió la idea de enviarlos 
                    con la cremallera mitad abierta, así cualquier daño se concentraba 
                    en el sello del disco y no en la parte que contiene la música. 
                    Sin embargo, las siguientes ediciones eliminaron la cremallera 
                    real de su portada. El diseño fue un trabajo colaborativo 
                    entre Warhol, quien concibió el arte, el fotógrafo Billy Name 
                    y el diseñador Craig Braun. Muchos fanáticos y fanáticas asumieron 
                    que la foto mostraba a Mick Jagger, pero él no posó para Warhol. 
                    
                  Sticky Fingers también fue el estreno del famoso 
                    logo de la lengua. Mick Jagger le encomendó el diseño a John 
                    Pasche, un joven artista gráfico de la Royal College of Art. 
                    “Me presentó esta imagen impresa que había obtenido en una 
                    tienda india de Kali, la diosa hindú del tiempo, el cambio, 
                    el poder y la destrucción”, recordó Pasche en las notas de 
                    la reedición de Sticky Fingers de 2015. “Había conseguido 
                    que la despegaran de la pared. Inmediatamente vi la boca y 
                    la lengua”. Pasche partió de ahí para hacer un diseño donde 
                    quería plasmar la actitud antiautoritaria de la banda, así 
                    como la boca característica de Mick Jagger y “cierta sensualidad 
                    propia de los Stones” como describió el crítico Sean Egan. 
                    Pache luego recordó: “Lo diseñé de tal manera que se pudiera 
                    reproducir fácilmente y con un estilo que pensé que podría 
                    resistir el paso del tiempo”. Luego Craig Braun le hizo algunas 
                    modificaciones, convirtiéndolo en el logotipo eterno que conocemos 
                    hoy en día. “En mi opinión, el logo de la lengua de los Stones 
                    es el logo más icónico, potente y duradero de la historia 
                    del rock & roll”, dijo el artista Shepard Fairey, creador 
                    del afiche Hope de Barack Obama. “Creo que no solo captura 
                    los labios y la lengua característicos de Mick Jagger, sino 
                    también la esencia de la rebelión y la sexualidad que es el 
                    encanto del rock & roll en su máxima expresión”. Y eso es 
                    Sticky Fingers, la máxima expresión de un género, creada por 
                    una banda que estaba en la cima de sus poderes. Fue número 
                    1 en muchos países, incluyendo el Reino Unido y Estados Unidos. 
                    Recibió un codiciado y casi imposible “10/10” de Pitchfork 
                    en una reseña contemporánea, y está de número 63 en la lista 
                    de los 500 Mejores Álbumes de Todos los Tiempos de la revista 
                    Rolling Stone. Es simplemente un álbum crudo, obsceno, lleno 
                    de mugre y drogas y melancolía, y es jodidamente genial.  
                  
                    
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